En la olla para el arroz, aceite y un pelito de cebolla y unos pequeños cuadraditos de pimentón a sofreír.
Le sumas el arroz y 2 buenos ataos, uno de perejil y otro de cilantro, picados, acá sirve todo, o sea no solo las hojitas del cilantro y del perejil sino también los tallos, recuerde es arroz verde sea atrevido o, que no se note pobreza, después agua y a cocer.
El pino lo comencé a sofreír, en aceite de oliva.
Las chalotas moradas, si son chicas, enteras, si son grandes, un corte, además unos 3 dientes de ajo, después que se ponen transparentes, una taza de vino blanco y a cocer
Sal, pimienta de canelo, que es con la que estamos cocinando desde que nos llegó, y jengibre en polvo.
De las cholgas las más rotas, las piqué, las más enteritas un puro corte por la mitad, asemejando los tamaños, entre las cholgas y chalotas, y adentro a la olla .
Acompañamos con una ensalada de pepino y apio. Siempre tengo recuerdos de la ensalada en el mismo plato, en Chile gusta la ensalada en un platito por afuera, en Italia también, como que la ensalada es aparte, y para qué hablar de aquéllos que dicen que la ensalada se come antes de la comida, con una serie de teorías y gráficos que despliegan al momento de consultarles por qué lo hacen. Personalmente la prefiero dentro del plato, y en esta ocasión, quedó simplemente perfecto, gracias al vinagre de manzana que tiene preparado Carlos en su despensa.
Al arroz y el pino le deje caer unas gotas de limón que al juntarse con el aderezo de la ensalada, repito, era un sabor perfecto.